Fermentación en casa

Fermentación en casa

Los alimentos fermentados contribuyen a nuestro bienestar. Aquí explicamos cómo hacerlo fácilmente en casa.

¿Qué es la fermentación?

La fermentación es un método muy antiguo de conservación de alimentos, que no implica calentamiento ni uso de conservantes artificiales y está muy extendido en prácticamente todas las culturas del mundo. Con este método es posible, por ejemplo, conservar las verduras en salmuera o sal. Las bacterias lácticas que se crean de forma natural durante la fermentación aseguran la conservación de los alimentos y también le dan el característico sabor ácido. Estas bacterias también tienen un efecto beneficioso en nuestro intestino.

Las verduras son el alimento perfecto se quiere empezar a probar este tipo de método de conservación.

¿Por qué los alimentos fermentados son tan saludables?

Los alimentos fermentados son alimentos "vivos". De hecho, contienen enzimas y fermentos lácticos activos que favorecen una flora intestinal sana y equilibrada. Dado que gran parte de nuestro sistema inmunitario se desarrolla en el intestino, y los alimentos fermentados apoyan la salud intestinal, es menos probable que se manifiesten bacterias, virus u hongos dañinos, así como enfermedades crónicas.

La fermentación también degrada el tejido celular de las verduras, facilitando su digestión: las verduras fermentadas, de hecho, son una excelente alternativa para quienes les cuesta digerir verduras crudas. Además, las verduras fermentadas contienen muchas vitaminas y fitoquímicos que tienen un efecto antioxidante e inmunoestimulante. Dado que estas sustancias se metabolizan de forma alcalina, esto ayuda a equilibrar el equilibrio ácido-base del cuerpo.

Fermentación en casa, un método fácil y sostenible

Si quieres probar suerte en la preparación de alimentos fermentados, tenemos una buena noticia para ti: es fácil, rápido y ofrece un amplio abanico de opciones para todos los gustos. Por ejemplo, casi cualquier variedad de verduras se puede fermentar y almacenar hasta seis meses. Esto es muy útil también para quienes tienen un huerto y producen más verduras de las que pueden comer. La fermentación no implica el uso de calor, lo que significa que también se conservan muchos nutrientes, vitaminas y minerales importantes.

Tipos de fermentación

Básicamente, existen dos tipos de fermentación: fermentación seca y fermentación húmeda. La fermentación seca se realiza con sal, de hecho hablamos de salazón. Se utiliza un 2% de sal sobre el peso total de las verduras (es decir, 20 g de sal por 1 kg de verduras), espolvorear directamente sobre las verduras, mezclar todo bien y después machacar o aplastar hasta que salga el jugo.

La fermentación húmeda implica el procesamiento con salmuera, que se vierte sobre las verduras. Según el gusto personal y el tipo de verdura, se utilizan de 20 a 40 g de sal por cada litro de agua.

Importante: en ambos tipos de fermentación, las verduras siempre deben estar completamente cubiertas de líquido. Además de la sal y la temperatura adecuada, la ausencia de aire es el factor más importante para una fermentación exitosa. Por supuesto, también es importante trabajar de forma limpia (pero no de forma esterilizada).

¿Por qué sal?

La sal hace que el agua se desprenda de las verduras produciendo así la salmuera que cubrirá las propias verduras. La sal crea un ambiente en el que las bacterias del ácido láctico pueden multiplicarse maravillosamente. Estas últimas conservan las verduras fermentadas y evitan el asentamiento de microorganismos no deseados.

Es importante utilizar siempre sal marina sin refinar de alta calidad, sin yodo ni otros fluidos, y evitar el agua clorada. Todos estos factores podrían interferir con el proceso de fermentación.

Temperatura y tiempo

El proceso de fermentación comienza prácticamente de inmediato. Una señal de esto es que, después de uno o dos días, se formarán burbujas o espuma en la superficie de los recipientes en los que se han almacenado las verduras. Se debe colocar todo en una habitación oscura durante cinco o siete días a una temperatura de 20-24 °C. En este punto, las verduras se pueden probar si las verduras han alcanzado el grado de acidez deseado. Si es así, se pueden comer las verduras inmediatamente o guardarlas en un lugar fresco y oscuro. Esto ralentizará la fermentación y el sabor permanecerá más o menos sin cambios. Si por el contrario se prefiere un sabor más intenso, se deben dejar reposar las verduras a temperatura ambiente unos días más. No hay un período de tiempo establecido para determinar que las verduras fermentadas están "listas". Es simplemente una cuestión de gusto personal.

Equipo básico para fermentación

Hay muchas formas diferentes de fermentar en casa, entre las muchas que existen podemos destacar el Set de Fermentación Mason de Khoysan. Con este sistema, una tapa de fermentación especial con válvula unidireccional asegura que los gases puedan escapar durante la fermentación sin permitir la entrada de aire u oxígeno. Esto evita la formación de moho. La tapa está hecha de silicona de calidad alimenticia y no contiene BPA, ftalatos ni otros plastificantes. El kit también incluye unas pesas de cristal y una maza de madera para aplastar/machacar las verduras.

Además de estos accesorios, obviamente también se necesitan Set de Tarros de Cristal para Fermentación de Khoysan con tapas de rosca, cuya abertura se corresponde con el diámetro de la tapa de fermentación del kit anteriormente citado.

¿A qué esperas? Empieza a experimentar y descubre el placer de los alimentos fermentados para una dieta más sana y "viva".